Vladimir Putin compareció este viernes junto a su canciller Sergei Lavrov en Moscú y expresó su descontento con las medidas adoptadas por el G7 durante su cumbre en Bari, Italia. El grupo decidió otorgar un préstamo a Ucrania de 50.000 millones de dólares, garantizado por los intereses de los fondos rusos congelados tras el inicio de la invasión en febrero de 2022.

El jefe del Kremlin habló extensamente sobre el aspecto económico y también se refirió a la cuestión militar, impulsada por Rusia desde 2014 para evitar que Ucrania se acerque o integre a la Unión Europea. Lo que comenzó con la anexión de Crimea y el apoyo a las tropas prorrusas en Donetsk y Lugansk derivó en la «operación militar especial», una guerra en la que las tropas de Putin buscan ocupar todo el este ucraniano.

Sin embargo, Putin responsabilizó a Occidente por la situación: “Les recuerdo que fue Washington quien socavó la estabilidad estratégica al anunciar su retirada unilateral del tratado sobre defensa antimisiles, el tratado sobre misiles de alcance medio y corto, y del Tratado de Cielos Abiertos. Junto con sus satélites de la OTAN, han destruido el sistema de décadas de medidas de fomento de la confianza y control de armamentos en el espacio europeo. En última instancia, el egoísmo y la arrogancia de los países occidentales han conducido a la actual situación extremadamente peligrosa. Nos hemos acercado inaceptablemente al punto de no retorno”, dijo en un discurso preescrito.

La cuestión económica ocupó buena parte de su discurso, donde criticó a Europa y Estados Unidos: “Se hizo evidente que el modelo occidental, que fue proclamado como el único válido para la seguridad y el bienestar en Europa y el mundo, en realidad no funciona”.

El congelamiento de fondos

“A pesar de toda la verborrea, el robo sigue siendo un robo. Y no quedará impune”, afirmó Putin ante una audiencia compuesta mayoritariamente por la plana mayor del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, en un discurso transmitido en directo por la televisión estatal.

Agregó que los países occidentales “congelaron parte de las reservas de divisas y activos rusos y ahora piensan en cómo sentar una base jurídica para apropiarse definitivamente de ellos”.

“Darán un paso más hacia la destrucción del sistema que ellos mismos crearon y que durante muchas décadas aseguró su prosperidad, les permitió consumir más de lo que ganan, a través de deudas y obligaciones para captar dinero de todo el mundo”, añadió Putin.

Los líderes del G7, las siete democracias más industrializadas del mundo -Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido- acordaron un préstamo a Kiev avalado por los intereses generados por 260.000 millones de euros de origen ruso que están en gran parte en los países de la Unión Europea y fueron congelados tras el inicio de la guerra.

La idea del préstamo es que sea respaldado con los beneficios que generan los activos rusos, sin confiscarlos directamente.

Con información de Infobae.

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